Ay, ¿en qué pensarán los lapachos, tarde tras tarde, mientras maduran sentimientos centenarios en la piel? Ignacio no es antropólogo, pero acá ordena sus respuestas. Conoce bien del tiempo lento, despejado de acontecimientos, que saluda el oscilar de una ventana a la hora de la siesta. La suya es una espera activa, que solo a veces se deja guiar por el cansancio o el aburrimiento.

Cada correría cotidiana ofrece su espectáculo y recompensa: fantasías acuáticas en botellas de Coca-Cola, disquisiciones camino al río, bolsa de chipá en mano, máximas a la Dos Corazones. Los detalles son una provocación. Pero son demasiados y la indigestión se remedia afinando el propio metabolismo. Una mezcla de ascetismo y sereno temperamento conducen la atención en estos poemas. Con tal de ver el horizonte y algo más.

Ignacio Polo (Corrientes, 1994) nació en la ciudad de Corrientes y ganó el primer premio en poesía en el colegio secundario. Vivió en Buenos Aires, donde estudió dirección de fotografía. Publicó Contento con mi tristeza (Socios Fundadores, 2024). Este es su segundo libro.

Arte de tapa: Gala Altamare

pequeña fortuna ediciones

Buenos Aires, julio 2025